Después de «La Casa De Papel» su creador Alex Pina había fichado exclusivamente con Netflix para seguir creando ficción. Y lo hizo con el thriller ya estrenado «White Lines», aunque con menor intensidad.
La serie describe la historia de una chica inglesa (Laura Haddock) que después de 20 años descubre que su hermano Axel Collins ha sido asesinado. Ante esto decide investigar el asesinato y viajar a Ibiza, último lugar que vio con vida a su hermano, sin saber que ese viaje cambiaría su vida para siempre.
La historia a priori es interesante pero se queda muy a la sombra de su ópera prima. Ritmo lento con diálogos que se alargan, perfiles sociales muy manidos, y unos protagonistas Laura Haddock (Zoe) y Juan Diego Botto (Oriol) con los que no terminas de empatizar. Ni la evolución que ha sufrido el personaje de Zoe con su visita a la isla me lo termino de creer.
Cambio propiciado por la combinación de culturas anglosajona-española. Es bien conocido que la seriedad y frialdad de los ingleses puede convivir perfectamente con el calor y locura de los españoles hasta el punto de cambiar la vida de alguien. Me encanta que las plataformas aprovechen su ventaja de escaparate social para mostrar al mundo culturas nuevas, pero en este caso no se aportaba nada nuevo. Al final el ser libres es el leit motiv de la mayoría de las historias.
Sin embargo la serie también tiene cosas muy positivas que denotan que Alex Pina está detrás de todo esto. En primer lugar su juego de lo visual. Su manejo de la luz, las sombras y los contrastes nos genera la sensación visual de suspense y tensión que exige la narración. Además de recurrir a escenas sangrientas y bastante violentas aportando la dureza característica de todo drama. Sin olvidar la música. No es el ‘bella ciao’ pero la banda sonora no dejará indiferente a tu oído, sino que se lo digan a Agua Ruiz (Cristóbal en la serie).
Además de una localización palpable al tacto. Si en «La casa de Papel» su creador conseguía que con esas escaleras y columnas sintamos ganas de trabajar para el Profesor; en el caso de esta serie son las propias localizaciones de la isla donde se graba lo que hace que nos de ganas de vivir allí. ¡Que calor!
Con todo esto, «White Lines» tiene las armas suficientes para avivar tus cinco sentidos aunque te deja con un sabor descafeinado. No emociona en exceso, ni es la mejor obra de Alex Pina pero no se la pierdan. Este es el trailer, tuyas son las conclusiones